EL FIN DE LA GUERRA ES EL INICIO DE LA PAZ



EL FIN DE LA
GUERRA ES EL INICIO DE LA PAZ
Paz es una palabra que en Colombia
durante mas de 50 años parecía una utopía, algo no solo inmaterial sino que
para los civiles era imposible de alcanzar, pero el Presidente Juan Manuel
Santos pese a su política neoliberal, a ser parte del pull de ministros del
uribismo en su auge y que desató una guerra mediática contra las FARC  y que entre otras acciones intervino y
bombardeó suelo ecuatoriano, decidió apostarle al proceso de paz, a terminar un
conflicto armado con el grupo armado al margen de la ley mas fuerte que se ha
gestado en Colombia
Dado que las Farc han sido durante décadas
la fuerza principal de las filas insurgentes en el país, la firma de los
acuerdos de paz como fruto de las negociaciones de La Habana sería un enorme
paso adelante hacia la consecución de una paz plena y permanente en Colombia.
El valor o la gran trascendencia le viene a la paz, en primer lugar, del hecho
de que con ella se superaría el mayor obstáculo de la democratización
colombiana: la utilización de la violencia como un instrumento permanente de la
lucha política para dirimir conflictos y asegurar el predominio territorial y
social.
Invaluable ventaja implicaría para
las fuerzas democráticas y progresistas del país poder librar su lucha ya sin
el enorme peso negativo de los efectos de la violencia política: el alto número
de muertes, lesionados y víctimas del desplazamiento, la criminalización de la
protesta social y la actividad sindical y política, la funesta identificación
de las corrientes de izquierda, y de la revolución por amplios sectores
sociales con la violencia, los secuestros, el terrorismo y el narcotráfico,
cuya regresiva consecuencia consistió en rezagar a Colombia de la saludable
oleada de los Vientos del Sur, que generó gobiernos democráticos en varios
países latinoamericanos.
En segundo término, el empleo de las
herramientas de la democracia (derechos, libertades y garantías) en una
Colombia en paz, así estas sean precarias o recortadas, como la lucha por su
plena realización, permitiría elevar la lucha por las grandes transformaciones
a un plano superior: más eficaz y rápida en cuanto a sus resultados y a sus
tiempos.
Debemos refrendar esa firma del cese
bilateral del fuego dándole el si al plebiscito de la paz, no podemos caer en
el engaño y en la marrulla del uribismo pensando que detrás de este acuerdo se
va a solucionar los problemas de fondo del país, eso hará parte de la nueva batalla
a librar o mejor seguiremos luchando por la anhelada justicia social


Hoy solo buscamos y anhelamos una pura
y simple paz

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